30 de noviembre de 2011

Aterrizando

Aterrizamos en el aeropuerto de Hanoi a la hora exacta. Me parece que no soy el único que no entiende el idioma. Da igual que las recomendaciones digan que no se levante nadie hasta que se apague el avisador luminoso. Aun no había tocado tierra el tren delantero de aterrizaje y ya había gente levantada cogiendo sus cosas de los compartimentos superiores. Luego que pasan cosas. En fin.

Equipo de bienvenida en el aeropuerto
La llegada a la terminal sin problemas, salvo por aproximadamente la hora que hemos estado de cola para tramitar el visado. Si la burocracia española es lenta, tendrías que ver esta... Una vez pasados los tramites y el control de pasaporte a por mi pobre mi mochila que estaba ya mareada de tanto dar vueltas en la cinta.

Nada mas salir por la puerta de salidas internacionales, allí se encuentra Xabi esperándome. Aitor aparece unos minutos mas tarde, ya que se habían desdoblado para cubrir otra puerta, por si acaso no nos veíamos. Así se produce el reencuentro entre los tres y queda formado el grupo expedicionario que afrontara el próximo mes juntos. La compañía femenina que ha estado con Xabi durante todo este tiempo (un abrazo para Shei, lástima no haber podido coincidir) ha embarcado hace escasos 15 minutos.

Una vez fuera, el calor, el ruido, las motos, los pitidos de los cláxones y las bocinas se suceden sin cesar desde todos los lados. Mis dos amigos hablan si cesar, contentos, felices, abrumándome con sus historias, sus anécdotas y sus vivencias, y me sorprendo a mi mismo con unas ganas tremendas de ponerme a su altura.

Los taxistas nos abordan, cual anzuelo que espera su presa, pero caminamos
hasta coger el autobús urbano que nos lleva a la ciudad de Hanoi. El tráfico: impactante... Hay miles de millones de motos, por todos lados. Los carriles se funden según la necesidad del trafico y tan pronto hay tres de ida como uno adelantan sin mirar y si viene alguno pues te pegas un poquito y el que viene se aparta un poco. Se pitan entre ellos y aquí no ha pasado anda. Imposible describirlo, hay que verlo. Todo se mueve por la carretera dentro de un caos fluido, en el que solo te preguntas como no son capaces de chocarse unos con otros...

Llegamos a la ciudad y vamos caminando por sus bulliciosas calles, repletas de puestos, tiendas, sitios de comidas, gente y sobre todo miles y miles de motos. Motos por todos lados, aparcadas en las aceras, en los callejones, en las calles y circulando. Resulta imposible andar por la aceras, ya que estas se encuentran abarrotadas de motos y sillas y mesas de los sitios de comidas. Así que motos, coches, furgonetas y peatones comparten el mismo espacio de calzada, siendo del que primero estuviera.

Paseando por Hanoi direccion a nuestro Hostel
La ciudad es espectacular. Diferente a todo cuanto haya visto antes. Sus casa, sus edificios, sus comercios. Mis dos amigos se mueven como peces en el agua, y yo me siento torpe y fuera de lugar, aunque se que es solo cuestión de tiempo. Dejamos mi mochila en el "guest house" donde nos hospedamos y salimos a que me empape de la ciudad. Andamos por sus calles, sus tiendas, su lago y todos los lugares que se nos ofrece. Comemos en un restaurante por unos dos euros por persona, algo menos.

A la tarde entramos en una especie de agencia de viajes local, donde tras una dura y ardua negociación (sobre todo por parte de Xabi) cerramos un viaje para los próximos tres días a un precio muy ajustado. Como el viaje comienza mañana, y será ya otra entrada, no os desvelo nada, ya lo iréis viendo, un poco de sorpresa para vosotros también.

Vamos conociendo a un grupo de americanos que nos ofrecen ir con ellos a una actividad de caza de serpientes y a un canadiense con quien Xabi había coincidido en Laos y con el que estamos charlando un rato.

Cena, vuelta por la zona para realizar alguna compra y para el hostel, que ha sido día largo.
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Crónicas de un vuelo

Llegó el día de partida. Madrid. Mochila en la espalda con la habitual sensación pre-partida de que te has dejado algo importante. Repasas mentalmente la exhaustiva lista que elaboramos casi un mes antes y te dices a ti mismo: "tranqui, que está todo" aunque realmente sabes que mas tarde o mas temprano te darás cuenta de que falta algo. Inevitable.

Mi chófer particular (gracias Edu) me deja en la T1 de Barajas. Mientras yo me preparo para un mes lejos de la rutina, él se vuelve para la suya... Animo!!! Antes de llegar a Barajas hemos pasado a recoger los dólares necesarios, que mi asesora financiera personal (mil gracias Ana) nos saca rápidamente. Con un equipo así ya se puede!!!!

Aquí da igual que sea martes, día laborable. Los viajes, los vuelos, los reencuentros, las vacaciones no entienden de fechas. La terminal a rebosar. Hemos cambiado el embotellamiento automovilístico de la M30 por uno personal. Miles de personas se mueven ordenadamente de un lugar para otro, como si de un hormiguero se tratase. Unos van, otros vienen, otros, no sabes si van o vienen pero allí están, ¿serán gallegos? (un saludo para Ro!), otros hacen cola, otros se intentan colar...

Siempre que me acerco al mostrador con ese papel, impreso en mi casa, con un numero de localizador... no puedo evitar que me asalte la misma duda.... ¿Realmente tengo vuelo? Y siempre la respuesta es afirmativa. Así que fiaros. Aunque dentro de un mes, cuando esté en el mostrador de Egyptair con mi localizador, volveré a cruzar los dedos!

Todo correcto. Maleta facturada (¿Te veré pronto?). La despido casi con lagrimas en los ojos. Me dirijo a la puerta de embarque y pasamos por los arcos de seguridad. Va a llegar el día en que pasaremos en bañador y tendremos que quitarnos hasta los empastes. Pero todo sea en aras de la seguridad. Control de pasaporte y ya estamos dentro para irnos fuera, paradojas del sistema.

Primer vuelo: Madrid-Moscú. 5 horas. Vuelo tranquilo. Llegamos con puntualidad extrema a nuestro destino. Y se agradece, ya que solo disponemos de 1 hora y media para salir, control de pasaporte, cambio de terminal, encontrar la puerta y embarcar. Ya me veía haciendo los mil metros lisos por la terminal (en series de 200 metros al 80%, con un descanso de 3 minutos. Lo que aprende uno con Regalado). Aquí casi se cumple lo que antes decía, para pasar por el arco de seguridad. Solo pantalón, calcetines y camiseta. Hay que quitarse hasta las uñas postizas. Y da igual que pite o no pite, una dulce moscovita de 1,85 (viva imágen de Ulga Uhmsem, levantadora de peso Húngara) cachea sistemáticamente a TODOS y cada uno de los que pasamos. Pite, no pite, hombre, mujer... nadie escapa... La dulzura de su cacheo, solo queda eclipsado por la maravillosa sonrisa y refinados modales, tan grandes y delicados como su ropa interior... os podéis hacer una idea...

Entretanto, ya hemos conocido gente. Otros dos chicos y una chica de Málaga, comparten destino conmigo a Hanoi. Así que hacemos frente común y llegamos a la puerta de embarque 10 minutos antes de embarcar. Prueba conseguida!!!!

Aprovecho 10 minutos de wifi para mirar correo y confirmar a Aitor que todo va según lo previsto y que estaré en Hanoi según el plan.

Segundo vuelo: Moscú-Hanoi. 9 horas de vuelo. Volamos en un Airbus 330. Impresionante. Filas y mas filas y mas filas y aun mas. Hacia tiempo que no volaba en un avión tan grande. He tenido suerte y me han concedido fila de asientos junto a la salida de emergencia.... espacio para mis piernas!!!!! Que lujo. Todos los asientos con pantalla de lcd con videoclub, juegos, música, vídeos musicales... Toma de ethernet para el portal y conexión USB para conectar el iPhone, el paraíso!!!!
Pantalla de informacion del vuelo
Es increíble que un aparato de semejantes dimensiones se eleve y vuele. Distancia a recorrer 7800 kms. Volamos a una altitud de unos 11.000 metros. La velocidad es de unos 900 kms/hora. Y la temperatura exterior del aire es de aproximadamente -50º (un poquito menos de lo que estuvimos en Suecia, ¿Eh Xabi?).
Ya van 4 horas de vuelo y me dispongo a dormir un rato, no se si podré, con lo que me cuesta dormir a mi... (¿Oigo risas?).
Una pequeña siesta, algún juego, video y lectura después, me encuentro a tan solo 30 minutos de Hanoi. Según las previsiones llegamos a las 08:55 hora local, 02:55 hora de España (a partir de aquí las horas irán referidas siempre a la hora local, seis horas mas que en España).

Una vez en el aeropuerto me espera conseguir el visado, recuperar la maleta y reencontrarme con Xabi y Aitor. Veremos si todo va bien o surge algún imprevisto. Pero eso, será objeto ya de la siguiente entrada.
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28 de noviembre de 2011

La aventura comienza de nuevo... ¿y ahora?... Ahora Vietnam

Bueno, bueno... ¿A dónde vamos este año? Esa fue la pregunta que nos reunió en torno a una mesa. Ideas, guías de viaje y muchas ganas de conocer mundo. Al principio se perfilaba la idea de cruzar el charco y perdernos por la selva costarricense, pero poco a poco y casi sin darnos cuenta, Oriente empezó a captar nuestra atención. Y tanto fue así que tras unas cuantas reuniones el equipo inicial, Xabi, Shei y Yo fijamos la península del sudeste asiático como nuestro destino.Por caprichos del destino, un nuevo fichaje se unió a la expedición, Aitor, cuyas vacaciones retrasadas y sus ganas de viajar encontraron cabida en nuestro aventurero grupo.

Preparando el viaje
Nunca un viaje en equipo, fue tan solitario. Me explico. Cuatro vamos, pero cuatro nunca estamos. Por no ir, no vamos ni siquiera dos juntos. En una fase inicial, Xabi y Shei fueron de avanzadilla (aunque separados por cuestiones de organización, economía de vuelo e incomprensiones de las compañías aéreas). Y también para ir preparando y allanando el camino para nuestra llegada (hay que preparar a las thailandesas para la llegada de Aitor con sus encantos y a los pequeños vietnamitas para mi llegada y que no confundan a este pigmeo de 1'94 con algún antiguo dios ancestral...)

Bueno, el caso es que fuera como fuere, vamos los cuatro por separado y volvemos los cuatro por separado. El último en incorporarse a la expedición, yo, que mañana cojo mi vuelo dirección a Hanoi, para llegar tan solo una hora antes de que Shei abandone el país asiático retorno a Madrid. El vuelo, "pequeño" paseo de mas de un día de duración, 25 horas para ser exactos. Madrid-Moscú y Moscú-Hanoi. Escala de 1'5 horas, en la que espero que me de tiempo para cambiar de terminal. A poco retraso que acumule mi vuelo, me veo haciendo los 100 metros lisos por la terminal, a escasos kilómetros de la Plaza Roja.
Con lo cual, si todo va según lo previsto el miércoles saldré por la salida de vuelos internacionales de Hanoi, donde Xabi y Aitor me estarán esperando (eso espero...).

Una vez allí, todo preparado... disfrutar, conocer y mezclarnos con los locales para conocer realmente el país. Todo lo demás se ira edificando por el camino: donde dormir, que comer, como viajar... son preguntas que irán encontrando respuestas paso a paso y que seguro nos depararán más de una anécdota interesante...

Así que seguidme y no os lo perdáis, porque yo... no pienso hacerlo.
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