28 de febrero de 2010

Por fin, Kiruna!!

Y llegamos a Kiruna. Después de todas las vicisitudes del viaje, a punto de cancelar nuestros trenes y de casi acabar como salmones congelados, allí nos encontrábamos en nuestro destino. Eso sí, a -35 grados, casi las 12 de la noche y perdidos completamente. Menos mal que después de nuestra encomiable labor en los momentos de crisis del tren, unas amables suecas se prestaron a llevarnos hasta el albergue en el que íbamos a pasar la noche.

Al día siguiente, tras un amanecer a -41 grados, un opíparo desayuno (en el único albergue con desayuno incluido) y tras comprobar con la simpática (por decir algo) recepcionista que no teníamos alojamiento para las noches que nos restaban, nos dirígimos a la ofina de turismo para encontrar algún otro Hostel. Por fin pudimos encontrar otros dos albergues para las otras dos noches que pasaríamos en Kiruna. Resultado: 4 noches en Kiruna y cada una durmiendo en un sitio diferente. Casi nos pueden contratar como asesores de las guías del Lonely Planet.

A las 11 de la manana, vinieron a recogernos al Hostel para ir a nuestra actividad en la nieve. Kristine, una Holandesa afincada en suecia, nos llevó junto a otro espanol, un alemán y un italiano (aquello parecía un convoy de la ONU) hasta el lugar de comienzo de la aventura.

Llegamos a un barracón en medio de un inmenso desierto blanco donde nos aprovisionamos de pantalones térmicos y botas especiales para nieve (que no para el frio). No estábamos solos. Realizábamos la expedición junto a otras 30 personas. Nos montamos en trineos tirados por motos de nieve y emprendimos un recorrido de unos 10 kms entre pinos y abetos nevados, lagos helados y kilos y kilos de nieve. Nieve por todas partes. Al fin y al cabo no hay que olvidar que nos encontramos dentro del círculo polar. Temperatura exterior: mas menos 30 grados bajo cero, que unido al "agradable" viento que se genera en moto, nos lleva a tener un "ligero" frescor, sobre todo en manos y pies.
El acceso hasta el campamento imposible. Un enorme lago helado nos separa de nuestro destino. Aparcamos nuestros medios de transporte y comenzamos un apasionante camino a pie sobre el resbaladizo hielo. De repente se oye un chasquido y Xabi y yo nos miramos temiendo una inminente inmersión. La idea de tomar un bano no nos motiva demasiado. En contraposición tenemos a nuestros amigos japoneses y koreanos que disfrutan de la situación no parando de tomar instantáneas de tan "emocionante" momento. Tras intentar rebajar nuestro peso y caminar en volandas, de puntillas y aguantando la respiración llegamos a tierra firme y nos adentramos en lo que será nuestro hogar durante las próximas horas.

Un campamento al mas puro estilo Viernes 13. Casitas de madera situadas junto al lago cubiertas por ese característico y perenne manto blanco que todo lo iguala. Temperatura en el interior de las casetas: pues no lo sabemos exactamente. Lo que si sabemos es que el zumo de nuestras mochilas se convierte en granizado y el agua se congela, así que sacad vuestras propias conclusiones. Intentamos por todos los medios aumentar la temperatura a base de una pequena chimenea que consume madera como una condenada. Ah!! pequeno detalle, la madera tenemos que cortarla nosotros mismos. Así que ahí nos ves, organizándonos por grupos para serrar y cortar los troncos. Sólo nos faltaban las camisas de cuadros. Pese a todo, conseguimos sobrevivir a esa noche. La única caseta caliente era la cocina, habitada por un lapón grunon, que nos preparó un estofado a base de carne de reno realmente meritorio, máxime contando con los reducidos utilensios disponibles.

Momento climax: la noche. Sobre las 23:00 hicimos una excursión nocturna hasta el lago y despues de chupar frio durante 20 minutos la naturaleza nos recompensó con uno de esos momentos mágicos que te hacen sentir especial, vivo y afortunado por poder disfrutarlo. Las ondeantes y coloridas luces de la Aurora Boreal se mostraron ante nosotros. Único e irrepetible, es una experiencia para los sentidos que difícilmente podré olvidar. Ver a todos los que allí nos encontrábamos extasiados, fascinados, exclamándo por tan maravilloso espectáculo, es algo difícil de explicar. Un vínculo se creó entre todos nosotros. Nadie quedó indiferente.

Después de que Xabi y su peculiar habilidad para despertarse con el aleteo de un mosquito polar nos mantuvieran calientes por la noche, nos despertamos a -38 grados. Nada mejor para la piel. Vas al bano (al aire libre por su puesto). Nos ponemos las 12 capas de ropa pertinentes y empiezan las actividades diurnas. Ir a por agua al rio helado (para el desayuno), esquí de fondo y pesca en el lago helado. Para comer, nada mejor que una barbacoa con salchichas de un material que desconocemos pero que tenían el tamano de una morcilla de Burgos.

Experiencia impresionante. Pero destacar sobre todo a las extraordinarias y también peculiares personas que hemos conocido. En nuestra cabana tuvimos la ocasión de compartir lecho con 5 sevillanos (bueno 4 directos y un adoptado) que siguieron alimentando mi opinión hacia ellos. Juerga mucha, hablar más, pero lo que se dice trabajar en grupo... Por otro lado Sofi, una gallega-barcelonesa que nos ha hecho pasar unos ratos buenisimos. Javi, mexicano al que esperamos ver dirigiendo algún corto próximamente. Alex, autraliano con "ciertas" dotes para la interpretación. Mike, estadunidense de Florida que seguro se preguntaría por que cambió su playa por este sitio. Doris, curiosa y responsable Italina, que habal alemán y con la que nos comunicamos en Inglés. Laura, Pera, Tigan, Jimena, Kyurash, y muchos otros. Desde aquí aprovecho para mandarles un abrazo y todo mi carino, ya que si ellos la experiencia nunca hubiera sido la misma.

Para finalizar retornamos al punto de partida pero esta vez alternamos las motos de nieve con trineos tirados por perros, que tuvimos la oportunidad de conducir. De nuevo el fío intenso se mete bien dentro y te hace anhelar un buen refugio caliente.

3 comentarios:

  1. Ha sido fascinante leer todo lo que has escrito, espero que las fotos que seguro has sacado nos ayuden a poner rostro a todo lo que has visto.

    ResponderEliminar
  2. Que envidia me dais!!!!!!!!!! eso si cómo diablos os entendeis con los suecos?porque no toods hablaran inglés no???????Por cierto hay por ahí un navarro que hace excursiones por Laponia en trineo..... Pasarlo bien.Besos

    ResponderEliminar
  3. No! si al final vas a conseguir que me apetezca ver las fotos!!! ;)..

    que maravilla de viaje! y cuantas anecdotas que contar....por cierto me estoy imaginando la cara de los dos cuando crujio el suelo...fin de autopista!

    yola

    ResponderEliminar