26 de febrero de 2010

Terror en la noche

Bien podía ser el título de una película de miedo. Hay que ver cuanto dano ha hecho Hollywood en la mente de los viajeros. Con cualquier cosa que te ocurre encuentras un referente cinematográfico, y si es de miedo mejor.

Recapitulemos. Nos econtrábamos frente a 4 horas de tren detino Kiruna. Para empezar, el tren salió con casi 1 hora de retraso. Debíamos llegar a la hora porque teníamos que "check in" en el Hostel antes de las 22 horas. Por cierto, un inciso: es más difícil encontrar alguien en la recepción de uno de estos establecimientos que que yo entienda porque aquí no moja la nieve. Te preparan toda un Gymkana de llamadas de teléfono, códigos para buzones en los que encuentras llaves que abren puertas, para las que luego existen otros códigos... En fin, una odisea. Pero a ver, que me desvio. Estamos montados en el tren. Después de pelearnos con unas suecas que se hacían las suecas con su número de asiento, nos sentamos y continuamos de "chachara" mi compi y yo. Otro inciso: no paramos de hablar, de reirnos y de comentar las peculiaridades de todo cuanto nos encontramos, por no mencionar que Martes y 13 dan mucho juego. Mira que habíamos traído libros y libros para leer, pero no se acaban los temas de conversación...

El tren se para. Sí, que se para. Estaremos en alguna estación pensamos. Miramos por la ventana y la más absoluta oscuridad en el balnco paisaje. Se apagan los motores, la calefacción, las luces y se encienden las de emergencia. Una amable pero incomprensible voz en sueco informa de que el tren se ha quedado sin energía. Sin energía? es que va a pilas?

Por contextualizar. Tren parado. Donde? Ni idea. Bueno, si, en medio de nada., Temperatura exterior 40 grados bajo cero (imaginad vuestro congelador de casa que suele estar a 20 grados bajo cero, pues ahora multiplicarlo por dos...). Sin calefacción.

De nuevo todos se hacen los suecos. Como si la situación no fuera con ellos. Menos mal que aquí el Fireman y el Policeman-Nurse son hombres de recursos y se ofrecen a la interventora para ayudar en lo que haga falta. Repartimos agua y zumos y unas extranas pastas de coco que están presentes en todas las situaciones de crisis que hemos vivido hasta el momento en tierras suecas. Poco a poco nos agrupan a todos en un vagón, por aquello de que el rebano unido debe dar mas calor. Cerramos las persianas de las ventanillas para aislar un poco. El resto de la gente sólo se preocupa de seguir cómodamente sentada. Aqui Xabi y yo por lo menos activos, de un lado para otro haciendo cosas e intentándonos mantener calientes. Traen una estufa de gas para poner en el vagón en el que nos econtramos mientras el resto de los vagones se van quedando frios. Al final no somos nada mas que una lata de sardinas gigante metida en un supercongelador.

Ya nos veíamos dispuestos a pasar la noche en ese sitio, pensando ténicas de supervivencia y de racionamiento de comida y agua. Dentro de lo malo, nostros viajábamos con toda nuestra mochila con ropa de abrigo, sacos, comida y etc.

Finalmente, tras tres horas en esas condiciones, el problema se soluciona y reemprendemos nuestro camino hacia Kiruna, con una experiencia más en nuestras mochilas.

Conclusión, los suecos se hacen los suecos y los dos jóvenes expedicionarios se complementan bien en situaciones extremas. Importante en un companero de aventuras.

1 comentario:

  1. andaaaaa... vaya pelicula jajaja ya te veo en el tren de un lado pa otro.... ese espiritu humanitario universal jajajaj :D menos mal q llego pronto el conejito duracell jajaja si no.... jajaja os veo como en aquella pelicula que... jajaj:P

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