28 de agosto de 2014

Etapa 4. Disfrutando

Los días van pasando y la rutina del camino se va asentando. Hoy nos despertamos más o menos como todos los días, sobre las 06:30 (bueno, Ro ha dormido un poco menos). Nos preparamos y para antes de las ocho estamos dándole a los pedales.

Previsto para hoy llegar a Villafranca Montes de Oca. Comenzamos.

Salida de Grañón.

Como todos los días, al poco de salir comenzamos a adelantar a todos los pie-regrinos que han salido antes que nosotros. Afortunadamente el camino es ancho y es una labor que podemos hacer sin problema, eso sí, creo no he dicho nunca tantas veces ¡Buen camino!

Pila Bautismal de Redecilla del Camino
Desde que tengo la bici os diré que no he disfrutando tanto de un día sobre ella como hoy. La etapa que ahora os contaré ha sido espectacular. El paisaje un regalo para la vista. Los perfiles algo exigentes en algún punto han aportado esa dosis de endorfinas que solo un reto deportivo conseguido pueden generar.

Guiados "online" por mi ex-compañero de Camino Javi, aprovechamos también para visitar dos de las joyas culturales de las que el Camino está salpicado: la pila bautismal románica de la iglesia de Redecilla del Camino y y "el milagro de la luz equinocial" del capitel de la anunciación de la iglesia del monasterio de San Juan de Ortega. Hemos coincidido hoy pasando por los pueblos de los que históricamente están considerados como los dos máximos impulsores del Camino: Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega, curiosamente apodados "pontífices", no porque fueran papas, sino porque se dedicaron a construir puentes en la ruta Jacobea. De hecho éste último es el patrón de los arquitectos.

Despidiéndonos de mis padres en Belorado
Por la mañana pedaleamos a buen ritmo y para las las 13:00 llevamos ya recorridos 44 kms al llegar a Belorado, donde vamos a hacer una parada en la ruta aprovechando que mis padres pasan por ahí volviendo del pueblo. Tomamos algo en una terraza y siendo casi la hora de comer, encontramos un sitio de comida casera donde reponemos fuerzas todos juntos. Como toda madre que se precie, la mía nos avitualla con ricas viandas de las que daremos cuenta lo que queda de día. 


Buenas y relajantes vistas
Ellos continúan su camino y nosotros el nuestro. Bueno, antes de continuar prolongamos el descanso una hora más en una zona ajardinada que hay en Belorado justo antes de la salida al lado del río. Casi una hora de siesta que el cuerpo recibe agradecidamente después de los kilómetros que se empiezan a acumular en nuestras piernas. Es uno de esos sitios que podrías tener al lado de casa y nunca disfrutarías. Sin embargo, cuando estas en este tipo de viajes, con todo lo que necesitas encima y sin más preocupación que viajar, te das el lujo de saborear esas pequeñas cosas que la vorágine y la inercia de nuestra vida cotidiana no te permiten. Allí estamos los dos, tumbados en el césped disfrutando del contraste del verde de las copas de los árboles contra el azul del cielo.


Mirador Montes de Oca
Afrontamos los últimos kilómetros que nos restan hasta llegar a Villafranca Montes de Oca con relativa facilidad y eso que Ro va con una molestia en el tendón de Aquiles del pie izquierdo que le está dando algo de guerra. Nos seduce la idea de prologar la etapa y dormir en San Juan de Ortega, una vez subidos los Montes de Oca. Así lo hacemos. Y además por camino. Intentamos hacer la subida montados en bici, pero a pesar de nuestros esfuerzos algún tramo se hace necesario echar el pie a tierra. A unos 4 kilómetros de ascenso, un mirador nos recompensa con una extensa imagen de los Montes de Oca poblados de frondosos bosques. Aprovechamos para inmortalizar el momento y coger aliento. 


Buena subida
Terminamos la ascensión y cresteamos por espacio de unos cuantos kilómetros más por lo que parece una pista cortafuegos sin muchos alicientes. Finalmente llegamos al pueblo de San Juan de Ortega después de una bajada de unos tres kilómetros que recorremos a toda velocidad.

El albergue de hoy es de los que tienen solera. Un antiguo edifico que fuera hospital de peregrinos en otro tiempo. Llegamos más tarde que otros días ya que la etapa ha sido más larga y apenas tenemos tiempo para nuestro ritual diario: estiramientos, desmontar alforjas, instalarnos, merecida ducha, lavar la ropa y tender. Todo listo.

Nos queda un poco de tiempo antes de cenar y el toque de queda que aprovechamos para visitar la iglesia del monasterio y contemplar lo que os comentaba al principio de la entrada: lo que se conoce como "el  milagro equinocial" del capitel de la anunciación. Una curiosidad arquitectónica que hace incidir la luz que se filtra por la ventana bajo el campanario sobre el único capitel ilustrado de la iglesia solo dos días al año, coincidiendo con los equinocios. ¿Casualidad? ¿Capricho planificado por el arquitecto? Si es así, increíble dadas las capacidades técnicas de la época.

Capitel de la luz

Nos queda el tiempo justo para cenar y a la cama.

kilómetros de hoy 67,41. Totales hasta hoy 251.

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