27 de julio de 2011

Etapa 5. Día de Santiago en el Camino




Tilín, tilín.... Tilín, tilín... Suena una campana. Seis de la mañana. Los Auroros nos cantan canciones de Santiago y nos despiertan lentamente a las puertas del albergue. Minutos mas tarde suena Bob Marley a todo volumen. La hora de despertarse ha llegado.

Misma rutina: desayuno, mochila y a la calle. Recorremos rápidamente las calles de salida de Estella, aun perezosa después de su semana medieval. Volvemos a comprobar los caprichos de la ruta Jacobea, nos desvían de la carretera principal para subirnos por el pueblo de Ayegui y volver a la misma carretera. Vuelta innecesaria.


Decepción en el camino. Después de llegar hasta la fuente del vino en el Monasterio de Irache... nada. Nada de nada. Accionas el grifo y.... Eso decimos nosotros ¿y?. Al parecer desactivan la fuente por la noche y la activan por la mañana, pero hemos debido pasar demasiado pronto. Nos consolamos con el grifo de al lado, que nos ofrece un fluido más transparente y más conocido.

Estamos a punto de tener un encuentro con uno de los "divinos" del Camino: Pablito. Para los que no hayáis oído hablar de él (como yo hasta mi encuentro) os cuento. A la entrada del pueblo de Azqueta nos encontramos con un señor de pelo cano que nos espera a la subida de una cuesta. Nos ofrece sellarnos la credencial (otro elemento imprescindible del peregrino al módico precio de 2€). Pero esa es solo la excusa. Una vez en su casa nos cuenta multitud de cosas del Camino, nos muestra una estela funeraria del siglo XII, los caprichos de la naturaleza que emula un elefante en un nogal de su jardín, nos equipa con dos autenticas calabazas y Drae incluso cambia sus bastones Quechua por un auténtico bordón de avellano (yo creo que luego revende los bastones y se saca una pasta).


Nos informa también que por ser el día de Santiago se realiza una cena de hermandad en el albergue de Los Arcos, así que decidimos acortar nuestra etapa y hacer noche en dicho albergue.

Después de este alto en el
camino continuamos. Tan solo pasaremos por Villamayor de Monjardín antes de llegar a Los Arcos, caminando entre campos de vides y cereal.

Contratamos un servicio de catering para la comida, a cargo de "Manjares Amaya&Santi". Desde aquí muchas gracias por las suculentas viandas, pero sobre todo por la visita y acordaos de nosotros.

Se agradece también la visita vespertina de dos amables patrulleros que en su quehacer diario velan por la seguridad de los peregrinos. Desde aquí mi saludo para todos ellos, incluido también para aquellos que no patrullan pero que cada día lo dan todo en la oficina como Azucena.



Asistimos a la cena de hermandad, organizada por la asociación de amigos del Camino de Santiago. Paella para todos. Unas 150 personas. Mas que una cena de hermandad parece una mezcla entre una comida del Club Edad de Oro de la CAN y el anuncio de fairy entre Villa-arriba y Villa-Abajo.
Parecidos aparte, la cena muy bien. Buena comida, buena música popular y buena compañía. Aprovechamos para codearnos con la Jet-Set de Los Arcos, alcalde y concejala de cultura incluidos.

Los personajes peculiares se siguen sucediendo. Mención especial se merece un Quebeques con dos meses y medio de peregrinación que afirma que la verdadera peregrinación la tendrá cuando vuelva.


1 comentario:

  1. Rubén: Que envidia me estás dando Fer! Por cierto, no conocía yo esta faceta tuya de escritor..... Mola! sigue así y todos "haremos el camino este año",
    P.D: no mencionas nada de los pies, supongo que es buena señal............. y espero que si las ampollas no han hecho aparición, ya no lo hagan...

    BUEN CAMINO, a que no te lo ha dicho nadie???

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