23 de mayo de 2017

New York bajo la lluvia.

La lluvia nos despierta esta mañana. Lo cierto es que debe llevar lloviendo varias horas a juzgar por lo mojada que está la calle y los charcos que hay en ella. Y según las previsiones del tiempo, este agua nos va a acompañar hasta las seis de la tarde.


Comenzamos el día según lo previsto: tomando el metro hasta Cadman Plaza Park y desde ahí cruzar andando el puente de Brooklyn hasta la isla de Manhattan. A nuestra salida del metro llueve con mas fuerzas, pero eso no nos impide seguir con nuestros planes.


 

El puente de Brooklyn es todo un símbolo de la ciudad de Nueva York y supuso un hito en la ingeniería civil de la época. En el momento de finalizar su construcción (1883) y durante 20 años, fue el puente colgante más largo del mundo. Tiene casi dos kilómetros de longitud y se dice que está tan bien construido, que a día de hoy sigue en pleno funcionamiento con escasas labores de mantenimiento. Tiene dos calzadas inferiores con tres carriles cada una (una calzada en cada sentido) más una calzada superior para el tránsito de peatones y bicicletas. En total, mas de 23.000 kilómetros de cable de suspensión sujetan el puente.


A pesar de la lluvia, disfrutamos de una de las mejores vistas que se puede tener del skyline del sur de Manhattan. Los rascacielos desaparecen entre la bruma y las bajas nubes recortan los edificios de una manera fantasmal. 


Una vez en el otro lado pasamos por el Ayuntamiento de la cuidad de Nueva York, edificio rodeado de fuertes medidas de seguridad, como ya acostumbramos a ver aquí en los lugares oficiales.


 

Hoy lunes, el distrito financiero hierve de actividad. Personas trajeadas se mueven rápidamente de un lado a otro con un ritmo frenético pero perfectamente organizado, como si de trabajadoras de una colmena se tratase. Muchos de los edificios y rascacielos se encuentran cubiertos con andamiajes inmersos en procesos de mantenimiento o restauración.


Pasamos frente al edificio de La Bolsa de Wall Street y el Federal Hall, el que fuera el primer capitolio de los EEUU de América y lugar donde fue investido George Washington (una gran escultura suya preside la escalinata de acceso).


Continuamos descendiendo la avenida Broadway hasta llegar al famoso Toro de Wall Street, una enorme y pesada escultura de bronce representando un toro embistiendo frente a una niña en actitud desafiante. Según dicen, tocarle sus "partes colgantes" trae buena suerte, y en ello se afanan los integrantes japoneses de una excursión que tienen al toro rodeado.


 

La lluvia continúa sin dar tregua y nos obliga a posponer el paseo en ferry que teníamos previsto para ver La Estatua de la Libertad. Nos acercamos hasta Battery Park para verla desde el mirador, pero la fuerte lluvia y la bruma apenas dibujan su silueta en la lejanía. 


Poco a poco, y bajo nuestros paraguas, nos vamos acercando a la denominada zona cero, el lugar que ocuparon los edificios del World Trade Center y que fueron derribados en los atentados del 11S. 

Al llegar andando lo primero que se encuentra uno son dos enormes huecos en los lugares en los que se alzaban los cimientos de las dos Torres Gemelas. Son dos monumentos idénticos con forma de estanque en los que el agua cae en cascadas y se pierde en la tierra. Alrededor de los huecos unas placas de bronce recuerdan los nombres de las más de 3000 personas que fallecieron como consecuencia de los atentados. La gente pasea en silencio, sobrecogida por lo que representa y porque probablemente, al igual que yo, recuerdan perfectamente lo que estaban haciendo aquel fatídico 11S cuando todo el mundo se quedó paralizado frente a la televisión viendo aquel atroz suceso.


Existe un museo, dedicado a las víctimas y a los acontecimientos que ocurrieron aquel día, en el que se pueden ver partes de los edificios y de los vehículos de rescate que intervinieron, además de grabaciones y documentos gráficos. Hay mucha gente esperando y el mal tiempo nos disuade de hacer cola. Quizás lo visitemos en otro momento si al final nos sobra tiempo. Continuamos hasta un edificio blanco cuya estructura nos resulta bastante familiar. Se trata de la nueva estación y centro comercial del World Trade Center diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava. Sus formas y su color blanco son fácilmente identificables como señas de identidad. Leyendo un poco más vemos que la construcción del edificio se dilató más de lo previsto y tuvo un sobrecoste del 70% sobre el presupuesto inicial: ahora sí que queda confirmado que corresponde a Calatrava. Parece ser que el aumento de costes y el tiempo de construcción es una constante en todas sus obras. Hay que reconocer que el interior es espectacular. Luminoso y diáfano. Jugando con las formas y los volúmenes como pocos arquitectos saben hacer. 


 

En vista de que la lluvia nos limita los planes al aire libre decidimos invertir la tarde en visitar el museo de historia natural, recomendado en las guías y por todas las personas a las que preguntamos. Para los cinéfilos os diré que es el museo donde está inspirada y rodada parte de la película "noche en el museo". Se encuentra en un gigantesco edificio al oeste de Central Park por lo que cogemos de nuevo el metro para llegar hasta nuestro destino. 

Pasan ya de las tres de la tarde y aún no hemos probado bocado. Hoy teníamos comida autogestionada y tan sólo nos faltaba comprar pan para poder prepararnos los  bocadillos. Como no hemos podido encontrar una panadería o supermercado, nada más entrar montamos un pequeño picnic improvisado en la sala de los animales africanos esperando que el olor de las pechugas a la plancha no hagan cobrar vida a los animales como en la película. Aunque realmente estamos más pendientes de que el personal del museo no nos eche el alto y nos ponga de "patitas en la calle". 


Pasamos la mitad de la tarde visitando todas las salas del museo, algunas más interesantes que otras. Estos museos me despiertan una sensación agridulce, pensando que los animales allí mostrados han sido sacados de su medio natural y sacrificados y disecados con este fin. La zona más impactante corresponde con las salas que albergan las reproducciones de los esqueletos de los distintos tipos de dinosaurios. 


Para finalizar la tarde volvemos a la estación de Gran Terminal y visitar la tienda Apple más grande del mundo, donde algún integrante del grupo aprovecha para adquirir un nuevo gadget. La gran cantidad de gente que hay hoy en la estación contrasta con la escasa que había el día anterior. El ser día laborable parece que se hace notar en los transportes públicos. 


 

Aprovechando que ha dejado de llover caminamos por las inmediaciones de la estación y nos dirigimos hasta Times Square para contemplarlo ahora iluminado en la oscuridad. Pasamos por la biblioteca general de Nueva York, impresionante edificio de piedra blanca, que hemos visto en gran cantidad de películas. 


Cenamos en una solicitada, y por lo visto famosa, pizzería del Soho y retornamos al apartamento a buena hora para descansar ya que mañana madrugamos para realizar una excursión por la mañana. 


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