5 de diciembre de 2011

De escaleras va el día...

Abandonamos pronto del hotel. Para las 20:30 en camino de otro hotel donde contratamos la excursión para hoy. Salimos desde allí y además aprovechamos para desayunar. Lástima no habernos alojado en este hotel, porque la calidad humana y la amabilidad de los que lo atienden son de lo mejor de lo que nos hemos encontrado no solo en Vietnam si no en otros viajes. Gente atenta, con una sonrisa, que realmente trata de que disfrutes tu tiempo en la ciudad y de hacer las cosas mas fáciles a los que venimos de fuera. Así que nos henos propuesto hacerles todo el gasto que podamos.

Xabi y yo en nuestro inestable bote
A las 09:30 nos recoge nuestro coche que nos va a llevar a los diferentes sitios. No se trata de un taxi, si no de alguien que está todo el día con nosotros, nos lleva, nos espera y nos vuelve a llevar. Uno casi se siente mal, como un rico o algo así, pero no hay otra manera. Pensamos que ese es su trabajo y seguimos adelante (tampoco somos una carga tan pesada, jeje).

A unos 10 kilómetros de Ninh Binh llegamos a las grutas de Tran Ang. Unas increíbles cuevas y grutas horadadas por el río, el tiempo y la erosión, haciendo un trazado sinuoso y subterráneo mas propio de un parque de atracciones que de la madre naturaleza. Algo impresionante. El viaje lo realizamos durante una hora aproximadamente por el río Sao Khe en un pequeño bote propulsado por un escuálido vietnamita que rema con dos simples palos y que demuestra tener un control milimétrico de la barca. No se si resulta mas impresionante ver las cuevas o a él dirigiendo el bote por esos angostos pasadizos con una destreza sin igual.

Dos grandes guerreros custodiando la entrada del Templo
Después nos dirigimos a Hoa Lu, la que fue capital de Vietnam durante la dinastía Dinh y la primera dinastía Le (entre el 968 y el 1009 d.c.). Quedan en pie algunas construcciones típicas, con jardines y una imponente plaza cuadrada con un pequeño mausoleo en medio. Subimos unas cuantas escaleras de piedra en una montaña cercana que termina en un pequeño altar y rocas volcánicas desde las que tenemos una vista espectacular de la zona. Lástima que el día brumoso no sea el mejor para realizar la fotografías. Seguro que "Morenin" (mi compi de pupitre) hubiese realizado unas fotos impresionantes, esto es un paraíso, pero yo me tengo que conformar con el modo automático, que bastante hace.


Replicando estatuas...
A la vuelta comemos la que empieza a ser ya la típica comida de excursión en Vietanam: spring rolls (algo así como rollizos de primavera en pequeño), arroz blanco (para ellos es como el pan, lo sirven con todo), pollo con verduras, col y berza cocida y tortilla troceada. La verdad es que el menú esta siendo poco variado pero muy bueno. Nuestros estómagos están adaptado perfectamente ya (lo cual es de agradecer para la buena armonía del grupo, jeje).

Después de comer, y de nuevo en nuestro coche, nos dirigimos a la Pagoda de Bai Dinh. Un templo religioso y espiritual en construcción que es un autentico derroche de arquitectura, botánica, grandiosidad, oro y como no, dinero. Todo esto tiene que costar una fortuna. Parece mentira que un país en el que ha habido (y hay) tanta pobreza el dinero se invierte en estos menesteres (igualito al Vaticano). Como unas 400 escaleras arriba y otras tantas para abajo vamos recorriendo pasillos, jardines, estancias y templos repletos de estatuas, hornacinas con pequeños budas dorados y otros no tan pequeños, si no mas bien todo lo contrario (de unos 10 metros de alto por 4 de ancho). Tremendos, dorados y relucientes. Adorados y adornados con toda clase de flores y ofrendas (algunas tan curiosas y cotidianas como cajas de galletas y latas de la omnipresente coca cola). Durante nuestra visita las necesidades fisiológicas aprietan y exploramos los baños palaciegos. Al salir, dos sonrientes mujeres vietnamitas nos abordan con el universal y ya archi conocido discurso que tenemos que pagarles (algo muy habitual), pero Aitor las disuade hábilmente con una demostración de Kung Fug que arranca las risas de nuestras pequeñas amigas. Aquí todo el mundo intenta cobrarte por todo, pero poco a poco vamos depurando la estrategia del escaqueo.

Vista desde 500 escaleras de altura
Finalizamos nuestro día de excursión con la visita a la Cueva de Mua, también en la inmediaciones de Ninh Binh. Allí en una montaña, y tras subir más de 500 escaleras de piedra hay un altar dedicado a Quan Am (diosa de la piedad). Las vistas de los arrozales que se divisan desde arriba ilustran la importancia del arroz en esta cultura y para su economía.

De vuelta ya a Ninh Binh recogemos las mochilas, la ropa que habíamos dejado para lavar y a cenar. La noche de hoy no la pasamos en ningún hostel si no que será a bordo de un tren cama para desplazarnos mientras dormimos. Ya os contaré la experiencia de nuestra toma de contacto con este inexplorado todavía medio de transporte.

Sin duda gran día. Y como siempre con grandes compañeros.

1 comentario:

  1. Fer. Se ve que estás disfrutando en ese viaje. La verdad es que dan ganas de cogerse un avión y unirse a vosotros. Sigue enviandonos esos mordiscos de sensaciones y descripciones, porque también nos haces disfrutar a los que estamos aquí en la Península Iberica.Snif snif.
    Un fuerte abrazo. Take care. Javi

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