10 de abril de 2016

Comenzando nueva aventura

Bueno, pues casi un año después de nuestro último viaje largo aquí estamos rumbo a un nuevo destino. Esta vez ha sido Aitor el que lanzó la propuesta del lugar y si habéis leído la etiqueta de la entrada, ya lo habreís adivinado, sí, eso es, FIlipinas. 5 años después, de vuelta al Sudeste asiático.

El viaje se empezó a gestar allá por el mes de diciembre y la idea de materializó en enero cuando compramos los vuelos. Inicialmente, Aitor, Aberto y yo, los tripulantes de la autocaravana islandesa al completo. Si conseguimos sobrevivir a 21 días de convivencia en 10 metros cuadrados itinerantes, esta claro que podemos viajar juntos.

A los pocos días, tenemos dos incorporaciones  en el equipo: Alejandro y Nacho, que seducidos por el atractivo destino, se unen a la aventura. Queda así conformado el grupo de viaje para esta edición "Willy Fogral 2016", aunque ya os adelanto que no será la única edición. Pero paciencia, de momento, al que estamos.

Este año hemos cambiado nubes y lluvias por sol, paisajes lunares por playas paradisíacas y agua en estado sólido por su estado líquido. Pasaremos de los grados bajo cero a sobrepasar los 30. Rumbo directo al verano.

El viaje no está muy definido. Tenemos una idea aproximada de la ruta que seguiremos y algunos de los lugares que queremos visitar, pero preferimos que el viaje se vaya dibujando sobre la marcha, en función de lo que veamos, lo que nos apetezca en cada momento y las experiencias que compartan con nosotros cuantas personas se vayan cruzando en nuestro camino. Tenemos reservado el alojamiento para la primera noche y a partir de ahí, el destino proveerá :-)



Las primeras 24 horas de viaje son desplazamientos, y aún sin apenas habernos puesto en movimiento ya tenemos la primera anécdota del viaje: Aitor y yo a punto estamos de perder el autobús en Pamplona. Y no porque llegáramos tarde, que estábamos con el tiempo suficiente, sino porque al estar cerrada la estación por la noche (el nuestro sale a las 01:00 de la madrugada) el autobús parte de una dársena recóndita que no está señalizada y que descubrimos en el último minuto (creedme cuando digo lo de "último").
Llegamos así a Tudela donde recogemos al resto de la expedición y nos ponemos rumbo a Soria, donde cambiaremos de autobús y de chófer, despidiéndonos del "artista" que llevábamos hasta ahora, capaz de simultanear coger el teléfono o atusarse el flequillo con un peine mientras realiza las labores de conducción.
El tramo Soria-Terminal T4 del aeropuerto de Madrid se realiza en el más absoluto silencio, solo roto por nuestras anécdotas y carcajadas, avivadas por la emoción de comenzar este nuevo periplo. Finalmente los 25º de temperatura ambiental y la soporífera música hábilmente seleccionada por el conductor terminan por hacernos su efecto y cabeceamos a derecha e izquierda hasta despertarnos al final del trayecto.

Ya una vez en la T4 cogemos el primer avión, de los tres que nos llevarán a la ciudad de Manila.  Nos despedimos de nuestras maletas con la esperanza de que el reencuentro sea feliz y pronto. 
Madrid-Dusseldorf en tiempo, sin incidencias y con espacio en nuestras piernas suficiente como para hacer llevaderas las escasas dos horas y media de vuelo. Las escalas programadas son bastante cortas por lo que esperemos no acumular retrasos.



De Dusseldorf salimos puntuales y encaramos el que será el vuelo más largo de los tres: 10 horas y media hasta Hong Kong. A partir de aquí abandonamos Iberia para volar con Cathay Pacific, compañía desconocida hasta la fecha y de la que sólo podemos hablar bien, sobre todo de la atención de su personal y de su servicio de catering a bordo. Creedme si os digo que Aitor y Alberto han sometido al mismo a una prueba de resistencia extrema, degustando intensa y continuadamente de toda clase de refrigerios, snacks y bebidas espirituosas (vuelo promocionado por Bacardi). También ha quedado desmontada la falsa creencia existente entre los viajeros de que el alcohol a bordo se sube a la cabeza mucho antes que en tierra. Con motivo de tan científico propósito nos hemos visto obligados a ingerir cantidades nada desdeñables de ron con cola y dejar en evidencia tan inconsistente creencia. El aspecto más sorprendente del estudio ha sido conseguir que las asiáticas azafatas abran sus diminutos ojos como platos cuando preguntaban: "¿another rum?" (¿Otro ron?). 
El confortable avión, la posibilidad de pasear en vuelo y la amplia variedad de contenido multimedia disponible de manera individual en nuestra pantalla táctil hacen de este largo vuelo una experiencia muy llevadera.
Llegamos a Hong Kong a la hora prevista y en apenas 50 minutos estamos ya en la fila de embarque para el que será nuestro ultimo vuelo de hoy con destino a Manila. 

El vuelo final resulta más corto de lo esperado, quedándose en 1 hora y 20 minutos en lugar de las 2 horas y 10 minutos que indicaban en la reserva.  

Y así, 27 horas y 6 usos horarios después, llegamos a nuestro destino dispuestos a conocer y disfrutar de todo cuanto este país tenga preparado para nosotros. 

P.D. Entradas escritas desde mi teléfono móvil, así que perdonad errores ortográficos o de puntuación que puedan aparecer. 

4 comentarios:

  1. Buenooooo,buenoooo,jeeje ya pinta bien y no habéis hecho más que empezar!!!!que envidiaaaa,que viajazoooooo

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  2. Vaya! Que envidia! Recomendable bucear en Coron, el nido y en Malapascua. Allí contadtad con rubí de buceomalapascua, el tiburón zorro es increíble. Pasado bien!

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  3. Gracias a los dos chicos. Haré buen aprecio de las sugerencias.

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  4. Disfrutad capullines....!!!, que envidia..!

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