26 de mayo de 2015

Geysir.

Sí, Geysir. Probablemente pensareis que esta mal escrito y que debiera ser géiser. Pero ambas son correctas. Ahora en seguida os cuento.

Amanecemos en nuestro camping fantasma, sin que la situación haya cambiado de la que nos encontramos ayer a la noche. Instalaciones completamente desiertas. Sin nadie por ningún sitio. Desayunamos. Recogemos y nos ponemos en marcha.

Nos dirigimos hacia la zona conocioda como "círculo dorado". Lo primero a visitar es la cascada de Gullfoss. Controvertidas las informaciones sobre ella según la fuente que se consulte. Hay guías que la nombran como la cascada más impresionante de Islandia y una de las más maravillosas del mundo. 
Se trata de una doble cascada de más de 30 metros, en la que el río glaciar Hvitá se despeña por el borde una falla, cayendo estrepitosamente en medio de un cañón de gran profundidad. 
Su nombre en islandés significa “cascada dorada” y alude al fenómeno de refracción que los rayos solares crean en la neblina de agua que se levanta tras la violenta caída, creando un arco iris completo. 



Después de todas las cascadas y saltos de agua que hemos presenciado en Islandia no me atrevería a decir que es la mejor cascada, pero sin duda una de las más espectaculares. Quizás lo que desluce a esta cascada en comparación con otras vistas es que el entorno está trasformado y adaptado para el turismo, por ser uno de los principales destinos turísticos del país. Eso, unido a la mayor cantidad de turistas contemplándola, le restan encanto y naturalidad.



De ahí, y en tan sólo 10 kilómetros, llegamos al pueblo de Geysir. Géiser es una palabra de uso universal derivada del nombre de la más famosa de las fuentes de agua caliente de Islandia, el gran Geysir, considerado el segundo surtidor de agua caliente más grande del mundo (después del de Steamboat en Estados Unidos). Ha estado poco activo desde principios del siglo xx, pero en sus erupciones más potentes el chorro de agua llegaba a una altura de 80 metros. Actualmente se le considera un géiser dormido.

Dentro del mismo recinto se sitúa otro surtidor de agua caliente bastante más activo, Strokkur, que aproximadamente cada seis minutos lanza un chorro de agua hirviente hasta unos 20 metros de altura. Algunas veces hasta somos obsequiados con dos chorros seguidos.


Los alrededores están salpicados de numerosos manantiales de agua caliente o depósitos de fango hirviente que humean incesantemente, dando al paisaje una atmósfera brumosa. De nuevo volvemos a compartir la experiencia con bastantes turistas, que cual horda de paparazzis, están apostados con sus cámaras de fotos esperando la salida del chorro de agua.

Comemos en el pequeño pueblo de Laugarvatn, a medio camino de nuestro siguiente destino: el parque natural de Þingvellir.
Þingvellir es la sede del antiguo Parlamento islandés, aunque al contrario de lo que pueda pensarse, no es un edificio sino un paraje natural reverenciado por los islandeses. El parlamento islandés es una de las primeras instituciones democráticas del mundo que data del año 930.


Desde el punto de vista geológico el llano de Þingvellir tiene una gran importancia, ya que es la parte emergente de la inmensa falla dorsal del Atlántico Norte, que marca el encuentro de las placas tectónicas submarinas del este y del oeste. También es el lugar donde más fácilmente se puede apreciar la grieta que separa la placa tectónica americana y la europea. No es algo estático sino que se encuentra en movimiento, aumentando cada año dos centímetros la distancia entre ambas placas. Por eso toda esta isla tiene una actividad geotérmica tan intensa. Toda su parte central esta en contínuo movimiento, emergiendo y creciendo cada año. 


Finalizamos el día de nuevo en un camping desierto, pero para nada tiene el aspecto fantasmagórico del de la pasada noche. Nos encontramos en la cola del lago Þingvallavatn, encaminados ya en la carretera 36 dirección Sellfoss (pueblo, no confundir con la cascada. Otra de las cosas que nos hemos dado cuenta es que a los islandeses les gusta repetir nombres. Nos hemos encontrado con varios nombres duplicados a lo largo de la isla). Esta vez el camping esta muy cuidado, con todos los servicios y unas impresionantes vistas al lago. A pesar de que no hay nadie acampado ni en recepción, al poco de nuestra llegada aparece un chico muy amable que nos explica el funcionamiento (típica rutina "campamentil") y al cual pagamos por la pernoctacion. Aprovechamos para tomar una ducha termal (ducha con una única temperatura de agua, mas caliente de lo deseable) y cocinar y cenar en la sala de estar del camping.

Y enfilamos ya hacia nuestro último día completo con autocaravana. 

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