24 de diciembre de 2011

Ko Chang. Todas las vacaciones tienen unas vacaciones.

Dicen que las vacaciones son para descansar. Pero hay veces que vuelves de unas vacaciones necesitando otras para recuperarte. Para que eso no ocurra esta vez, hemos venido hasta aquí. A relajarnos.


Mucho han cambiado las cosas desde la última entrada. Por lo pronto hemos cambiado de país (el último ya de los que íbamos a visitar en nuestra incursión en el
sudeste asiático) y hemos reducido el número de integrantes de la expedición.


Nuestro bungalow
Vayamos por partes. Nos levantamos en Siem Reap e iniciamos un día de desplazamientos. Un tuk tuk nos recoge en nuestro hostel y nos lleva hasta lo que se supone que es la parada del autobús que nos va a llevar hasta la frontera. Nos recoge el autobús mas viejo de cuantos hemos viajado. Las maletas y mochilas de apilan en los asientos posteriores del conductor en un tetris de dudosa estabilidad. Casi vemos como en el primer frenazo la torre se precipita y aplasta a nuestro chofer, algo que afortunadamente no ocurre. Nos separan unos 140 kms del paso fronterizo con Thailandia de Poipet. Dos paradas y tres horas y media después llegamos a nuestro destino. Nos ponen una pegatina cuadrada con dos letras en la camiseta, cogemos nuestras mochilas y caminamos hasta el control de salida de Camboya. Unas cien personas nos amontonamos frente a cuatro mostradores donde hacemos cola esperando que nos dejen salir del país. Se repite el mismo proceso de entrada. Fotografía y escáner de huellas dactilares. Una hora después avanzamos por el terreno entre Camboya y Thailandia, unos 500 metros plagados de casinos y salones de juego. Llegamos ahora al control de entrada de Thailandia. Rellenamos el papeleo y hacemos cola de nuevo. Siendo residentes comunitarios no hay mucho problema para obtener el visado, que entrando por tierra tiene una duración de 15 días y que sorprendentemente no hay que
pagar. Una hora después estamos ya oficial y legalmente en Thailandia.

A la salida del puesto fronterizo nos empiezan a agrupar en función del tipo de pegatina que nos colocaron anteriormente. Y llega el momento de la despedida. Xabi y yo con dirección a la isla de Ko Chang y Aitor dirección Bangkok, donde coge el avión ya de regreso a España. ¡Se te va a echar de menos compañero! Con la pérdida de uno de los miembros la sensación de que el final del viaje esta próximo se hace patente. De hecho, en una semana estaremos siguiendo los pasos de Aitor camino de España.

Dos pequenos inquilinos de la isla
Siendo dos ya solamente caminamos hasta el lugar donde tenemos que coger el mini bus que nos llevará hasta el pueblo de Tratt. Esperamos reglamentariamente hasta que... la verdad es que no se a que esperamos... pero el caso es que allí estamos todos sentados en el suelo. Nadie (excepto los pasajeros) parece tener prisa. Finalmente salimos en un mini bús (algo así como una monovolumen a lo grande) conducido por un simpático thailandés que se sienta en el asiento del copiloto (¡Ah! se me olvidaba, es que en Thailandia se conduce por la izquierda).

Emprendemos el viaje y nos agarramos con uñas y dientes a los asientos. ¡Pero dónde va este loco! Después de haber viajado por Vietnam y Camboya donde la velocidad máxima es 60 km/h, el volver a circular a 100 o 120 km/h se nos antoja ahora excesivo. Si a eso le añadimos el modelo de conducción kamikaze que aquí realizan, el resultado es cuanto menos inquietante. Pero bueno, a estas alturas del viaje ya nada nos sorprende.

Nuestro kayak
Llegamos Tratt donde tenemos que coger el ferry para cruzar hasta la isla de Ko Chang. Después de un momento de queja colectiva conseguimos que nos entre en el precio contratado (hemos tenido que quejarnos todos los que íbamos porque nos decían que el ferry no estaba incluido. Sería curioso, contratas un viaje a un sitio, pero no te dejan en ese sitio si no antes... en fin). Nos quejamos... y ya esta incluido. Aquí te la intentan colar a la primera de cambio.

Una vez en la isla hemos elegido el pueblo de Bang Bao, que está en la cara sur de la isla, justo en el lado opuesto al que llegamos. Hasta allí aproximadamente tenemos una hora de trayecto por lo que mas parece el trazado del Dragon Khan (montaña rusa) que una carretera. Se suceden cuestas arriba y abajo por toda la carretera costera.

Finalmente sobre las 21:00 llegamos a nuestro destino. 13 horas y media después de haber salido del hostel esta mañana. No esta mal, ¿Eh?

El lugar en el que nos habían recomendado dormir esta completo (se acercan las navidades y la isla empieza a colgar el cartel de completo). Así que al final nos alojamos en un guest house de unos españoles ¡también es causalidad! Aprovechamos para sacarles toda la información posible y a la mañana siguiente nos centramos en buscar un alojamiento mas acorde a lo que andábamos buscando. Y al final, lo encontramos.

En una zona apartada del pueblo encontramos un pequeño complejo de 11 bungalows a pie de playa, con un pequeño restaurante regentado por unas amables tailandesas que se ríen bastante con nosotros (espero que sea eso y no de nosotros). El sitio nos encanta. El problema es que no tienen para todos los días, así que tenemos que hacer una mezcla: un día en un bungalow de los caros, otro día en tienda de campaña y los dos últimos días en un bungalow de los baratos.
Con nuestro kayak en una isla desierta

Resuelto el tema del alojamiento tenemos que decidir ahora como nos desplazamos. Al final nos lanzamos y alquilamos una moto para los cuatro días.
La tarde del primer día la invertimos en acercarnos hasta el pueblo mas cercano, dar una vuelta, tomar algo y cenar.

El segundo día en nuestra isla lo invertimos en realizar una excursión en kayak. Lo alquilamos en Lonely Beach y desde alli se divisan cuatro pequeñas islas, que nos disponemos a explorar. La mañana transcurre de isla en isla. Que si paras en una. Un baño. Vas a otra, rodeas una. Te quedas en el kayak a la deriva tomando el sol... Mezcla de actividad física y relax en unos paisajes sin igual, vistas de toda la isla, aguas transparentes y una temperatura envidiable. Volvemos a comer a tierra firme y después reanudamos nuestra excursión náutica hasta otra de las islas. La única pega es que para las seis de la tarde ya se hace de noche y no se puede aprovechar tanto el día.

Aguas transparentes
Ya creía que me iba a salvar, pero de eso nada. Me las prometía yo muy felices que en todo este tiempo no me haya sentado nada mal al estomago... pues casi al final, llego mi momento. Pasamos una noche complicada. Cosas del viajar.

Al día siguiente hacemos día intenso de relax, dormir y así aprovechar para recuperarse. Disfrutamos de nuestro pequeño y aislado complejo, y de nuestro bungalow. Un poquito a la playa, a la tumbona, siesta, comer, leer, escribir el blog... vamos, lo que viene siendo no hacer nada.

Ya recuperado iniciamos nuestro último día en la isla de Ko Chang. A la mañana realizamos un pequeño trekking hasta unas cascadas cercanas, las Klong Plu Waterfall. La sensación de verse en plena naturaleza tropical contrasta con las playas de estos últimos días. Se trata de un enclave en mitad de un parque natural. Existen hasta cuatro parques naturales en la isla de Ko Chang.

Se hace raro que el día de hoy sea 24 de diciembre. ¿Cuántas nochebuenas habéis pasado en la playa y con temperaturas de 30º? Yo hasta este año ninguna. Estas son las primeras. Y realmente se hace algo extraño. El cuerpo no sabe que pasa, pero te dice: "chico, esto no es normal". Aunque la verdad es que te acostumbras rápido.

Uno de los rincones paradisiacos de la isla
Por la tarde ya de regreso aprovechamos para ducharnos, dejar las maletas preparadas y descansar un poco. La intención es ir a cenar a la playa de Lonely Beach, a uno de lo sitios que existen a pie de playa. Después a eso de las diez de la noche hay una fiesta de "nochebuena" (Christmas Eve) en la misma playa, con música, luces, espectáculos de fuego y bebida, sobre todo bebida para los guiris (sin olvidar de que ahora nosotros aquí también lo somos). No creo que nos quedemos mucho ya que mañana tenemos que madrugar para emprender nuestro último destino en este viaje: Bangkok.

Y siendo el día que es y las fechas en las que nos encontramos, no quisiera acabar esta entrada sin dedicar unas líneas para desearos a todos que paséis unas buenas fiestas de Navidad. Da igual si sois religiosos o no, si estáis en familia o trabajando o en soledad o de viaje, pero que estéis donde estéis seáis lo mas felices posible. Mis mejores deseos para todos y que sepáis que ya tengo ganas de veros, que se os echa mucho de menos aquí tan lejos. Un abrazo especial para mi padre y su familia, ya que este año falta alguien importante. Otro abrazo muy especial para Ana y su familia, que también han perdido a alguien muy cercano. Para mi madre y sobre todo para mi otra abuela, que aunque no vaya a leer esto directamente, se que se lo harán llegar.

Feliz Navidad!


Cascada en Ko Chang

2 comentarios:

  1. Señor tronquicorti, esperamos con impaciencia el deselnace del viaje, siéntese en su escritorio y redacte el final.

    Atentamente la mosca cojonera

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