23 de mayo de 2015

¡¡ ICEBERG !!

Hoy llegamos a una de las principales atracciones y reclamos de Islandia. Su glaciar Vatnajökull, situado al sureste de la isla. Circulando por la carretera principal llegamos hasta Jökulsarlon, una laguna glaciar con bloques de hielo flotantes que se desprenden de las lenguas de los glaciares, y en los que la erosión del viento y del agua ha esculpido formas antojadizas. La caprichosa variedad de siluetas rivaliza con la infinidad de tonalidades que van desde el blanco resplandeciente hasta el azul turquesa.

Laguna glaciar de Jökulsarlon.
Siempre que uno llega a paisajes como este siente que una fotografía no hace justicia a la belleza de su visión al natural e intenta disfrutar de algo especial, único, que no sabe si volverá a contemplar. Te invade la sensación de ser extremadamente pequeño y frágil ante la fuerza y poderío de la naturaleza, que nos regala, una vez más a los largo de este viaje, una demostración de su riqueza y variedad.

Hacemos multitud de fotos intentando captar todos los matices, todos los colores, todos los rincones. El paisaje devuelve al turista pequeñas recompensas fotográficas: focas que emergen su cabeza para desaparecer después sin dejar rastro; aves que emprenden vuelo rasante por las calmadas aguas; burbujas de aire que encuentran libertad después de llevar tiempo atrapadas en el hielo... Toda una experiencia visual.

Bajamos hasta la playa donde encontramos toda clase de formas gélidas. Cascotes de hielo que agonizan a pie de playa hasta su disolución final. Muchas de ellas parecen más obra de un escultor que fruto de la erosión y el desgaste. Dejamos pasar el tiempo sin que nos importe demasiado maravillados por la experiencia y el paisaje. 

Llegamos a la turística aérea de Skaftafell. Desde unos kilómetros atrás empezamos a notar como todo comienza a estar más preparado para el turismo. Dejamos de disfrutar de esa sensación de exclusividad en nuestro viaje para empezar a compartir los paisajes con los primeros turistas, que al igual que nosotros, se han adelantado al inicio de la temporada, prevista para el próximo 1 de junio. Desde aquí haremos a pie un pequeño trekking hasta la cascada de Svartifoss. De nuevo un espectacular salto de agua desde la cima de unas negras columnas de basalto. 

Pequeñas recompensas de la naturaleza.
Haciendo muestra de la labilidad climática de Islandia, comienza a llover de regreso a la autocaravana. Estamos amortizando los trajes de agua. Para cuando llegamos, la lluvia ya ha cesado y comienza a mejorar el tiempo. Ya empezamos a acostumbrarnos a tener todos los tipos de clima en un mismo día, y esta claro que en Islandia no hay que posponer planes por el tiempo, porque como os decía en un entrada anterior, éste cambia cada cinco minutos. Aquí ser "hombre del tiempo" es extremadamente fácil, pronostiques lo que pronostiques, seguro que aciertas. 

Caprichosas formas del hielo.
Continuamos los últimos 90 kilómetros hasta uno de los pueblos innombrables de Islandia: Kirkjubaejarklaustur. Esta zona es peligrosa por las frecuentes tormentas de arena. La carretera atraviesa un desierto de arena negra en la que no hay ningún pueblo ni construcción. Es el desierto de Skeidaràrsandur. Toda esta zona, incluidos algunos puentes de la antigua carretera, fueron arrasados en la erupción el volcán Gigjukvisl el 5 de noviembre de 1996. Los ríos de lava destruyeron todo a su paso en su camino hacia el mar.

Cascada de Svartifoss.
Llegamos ya a nuestro pueblo fin de etapa, ese del nombre "corto" que os he comentado antes. La intención que tenemos es la de encontrar un bar abierto y salir a tomar unas cervezas y ver como se vive en este país el festival de Eurovision. Pero todo que esa en eso, en una intención. El pueblo es muy pequeño. Apenas hay un par de cafés que están cerrados y un restaurante. Así que nos acomodamos en el camping y preparamos cena en la sala de estar del edificio de servicios. Allí conocemos a Carlos y Raquel, catalanes que están de luna de miel en Islandia. Prolongamos la sobremesa jugando al "UNO" en el que Iosu fue el claro vencedor y Aitor destacó por su tendencia a acumular cartas. 

Aprovechando que es sábado y que la noche se ha hecho más corta de lo habitual, posponemos la hora de salida de mañana para no madrugar. Hasta mañana.

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