21 de mayo de 2015

La gran Dettifoss

Y la espera mereció la pena. Sin duda.

Abandonamos el área de camping en el que hemos pasado la noche: camping Hlíd en Vídihlíd. Recomendable el sitio y la amabilidad de las dos chicas que regentan el negocio. Después de una buena ducha con agua caliente, electricidad y wifi todo se ve de una manera diferente.

Lo primero que nos encontramos al dejar atrás el pueblo es un cartel que nos avisa que no existe ninguna gasolinera en los próximos 132 kms, preludio del deshabitado recorrido que vamos a hacer.

A unos 30 kms tomamos una carretera a la izquierda que nos lleva camino de Dettifoss. Ascendemos lenta pero continuamente, tornándose el paisaje más y más nevado cada vez, hasta pasar por zonas en las que el único sitio donde no vemos nieve es en la carretera, afortunadamente. Llegamos al área de parking, nos preparamos e iniciamos recorrido hasta las cascadas. El acceso no esta libre de contratiempos. La nieve esta blanda y en deshielo y ha perdido consistencia en algunas zonas, lo que hace que Iosu y yo demos con los pies en el fondo de un riachuelo antes cubierto de nieve. Sigue llamándonos profundamente la atención como los lugares turísticos en Islandia, por muy visitados que sean, apenas están transformados para el turismo. Tan sólo unas discretas estacas de madera balizan el recorrido que nos lleva hasta las cascadas mas espectaculares que haya visto nunca. 

Llegando a Selfoss.
Llegamos al recorrido del río glaciar Jökulsá, que discurre por una vertiginosa garganta de 44 metros de altura y 100 metros de ancho. Su caudal oscila entre 200 y 1500 metros cúbicos de agua por segunda. Visitamos dos de las tres cascadas que tiene, Selfoss y Dettifoss, no pudiendo visitar la mas pequeña de ellas, Hafragilsfoss.

El grupo con Dettifoss al fondo.
La cascada Dettifoss es la más potente de Europa y pone de relieve, una vez más, las desmesuradas fuerzas que han esculpido esta tierra. Para los que hayan visto la película de Prometheus, es la cascada inicial donde comienza la película y para los que no la hayan visto, les recomiendo que vean esa escena inicial. Con suerte (digo con suerte porque el tiempo nos ha respetado la visita a las cascadas), cuando estamos empezando el camino de regreso comienza a nevar discretamente para pasar en pocos minutos a caer pequeñas piedras de granizo con un viento racheado que hace prácticamente imposible ver por donde caminamos. Con la cara enrojecida por el frío y el golpeteo del granizo en la cara llegamos al refugio de nuestra autocaravana. Decidimos buscar un sitio para comer lejos de esta zona en la que está empeorando el tiempo. Pero  como ya decíamos en otra entrada, aquí el tiempo cambia con una rapidez tremenda y en unos pocos kilómetros encontramos ya un lugar en el que poder comer con tranquilidad.

Todo el entrono nevado.
El resto de la tarde la invertimos en viajar hasta el pueblo de Egilsstadir, donde aprovechamos para realizar algo de compra en el ya conocido supermercado "BONUS". Los kilómetros que hemos recorrido hasta llegar a este pueblo has sido por un paisaje completamente desértico. Los habitantes de la isla lo describen como lo más parecido a un paisaje lunar. Y la verdad es que si de repente te despertases un día en este lugar y te dijeran que estas en la luna, yo personalmente me lo creería. Miras en cualquier dirección hasta que la vista se pierde en alguna de las montañas nevadas que nos rodean y no se observa otra cosa que piedras y formaciones rocosas producto de lava enfriada tiempo atrás. Nada de vegetación. Ni un solo arbusto o árbol se levanta a nuestro alrededor. Ni una sola población. Tan sólo la carretera por la que vamos evidencia la mano del hombre en este paisaje.

Una vez llenas las despensas continuamos hasta Seydisfjördur, un pequeño y encantador pueblo localizado en la cola del fiordo del mismo nombre. El puerto es el corazón del pueblo. Alrededor se organizan las calles que se encuentran salpicadas de pequeñas casas multicolor de una sola altura.
Localizamos el área de camping y nos asentamos justo en el momento que nos percatamos que la rueda delantera derecha esta muy baja de aire. Primer percance en ruta. Acudimos a la gasolinera a hinchar la rueda y comprobamos que esta pinchada. Bueno, pinchada sería demasiado benévolo decir. Comprobamos que la rueda estaba parcheada y que lo que se ha desgastado es la zona arreglada, dejando los alambres al descubierto. 

Cambiando la rueda.
Hablamos con la empresa de alquiler y les manifestamos nuestro malestar por el estado del neumático. Lo van a tramitar y mañana nos contestarán. Entretanto cambiamos la rueda. Aumentan los problemas de mantenimiento y a la otra caravana se le funde una luz de cruce. Según nos comentan debe ser muy frecuente por los cambios bruscos de temperatura y las vibraciones del vehículo en las carreteras de grava.

De nuevo ritual nocturno (aunque sea de día): cena todos juntos en una autocaravana, sobremesa y a dormir.


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